Ayer, día de San Isidro, fiesta en Madrid, nos pusimos la gorra de madriles de pro y nos fuimos a la pradera de San Isidro. Las niñas vestidas de chulapas y todo.
Llegamos a las 12 y pico y a la 1 y media ya estábamos de vuelta.
Miles de personas dando vueltas por la supuesta pradera: a saber, una calle y un parque, eso sí, grande.
Los del PP repartiendo caramelos, globos y pegatinas ¡Menos mal que cuando pasamos nosotros estaban descansando! No me hago a la idea de cómo le íbamos a explicar a mis hijas que esos globos naranjas “tan bonitos” no los podían coger. Así que allí nos veis a C. y a mí buscando la camioneta del PSOE (no es que me emocionen pero ¡cuando hay una urgencia!) para conseguir unos globos rojos. Camioneta que, por cierto, no apareció a pesar de que parecía que la mitad del personal sí había conseguido dar con ella.
Entre el resto del personal había de todo. Disfrazados sobre todo niñas y señoras. La gente alrededor de los baretos y los puestos de comida.
Eché de menos la peste que echan los puestos de fritangas de zarajos y gallinejas. Me paré, por supuesto, ante los puestos de dulces.
Compramos un pan de hogaza más duro que una piedra y unas flores de hojaldre (supuestamente manchegas pero yo las conozco como extremeñas). Un globo, de esos de colores a precio de menú del día (un pony roja y con alas), que duró hasta que llegamos a la puerta de casa momento en el que mi hija mayor decidió desatárselo y el globo aprovechó para salir volando hacia la inmensidad.
Las barracas, ferias, o como queráis llamarle ni las olimos. Todavía intentaremos escaquearnos unos años más y procuraremos que las niñas ni se enteren que existen ¡tienen unos precios!. La ignorancia es lo que tiene.
Nueva RESEÑA
Hace 3 semanas
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