No me considero una persona caprichosa. Normalmente me compro ropa cuando la necesito, no uso joyas, ni me interesa la tecnología de última generación pero de vez en cuando me entra un gusanillo, no se, que me resulta difícil de contener.
Puede ser que no sea más que un libro de los baratos o una camiseta no muy cara pero como me dé el punto necesito sacar el tiempo para ir y comprarlo. Bueno pues ahora me pasa.
Problema, vale una pasta, pero pasta gansa, y se trata de ocio puro y duro (con lo que os quiero decir que no es “necesario” para mi vida). Así que aquí me tenéis intentando justificarme con aquello de: me lo compro con el dinero que pida para reyes, me lo compro con lo que me devuelva hacienda, con el cheque de navidad de la empresa, ...
Me siento el personaje principal del cuento de la lechera.
Nueva RESEÑA
Hace 4 semanas
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