Cartas de amor

Me encuentro una noticia en la que se convoca un concurso de Cartas de amor. Me quedo un poco descolocada porque yo pensaba que esto ya no se llevaba. Pensaba que era un asunto relegado a las novelas románticas (esas que nunca confieso que leo) y a las series de televisión (esas que tampoco confieso que veo). Me pregunto si sería capaz de escribir una. Según lo pienso, me digo: no. No me veo yo hablando con palabras melosas y románticas y contando sentimientos que no se si alguna vez he tenido porque nunca los he pensado. En este sentido soy un poco desastre. Las rosas rojas no me gustan, ni siquiera me gustan las rosas. Me quedo con un ramillete de flores silvestres y hierbas del campo. Lo de regalar un anillo en fechas señaladas me parece una horterada, otra cosa es un buen colgante de plata y muy grande. Una buena cena “romántica”, solos, en un buen restaurante, me molesta. No me siento cómoda en absoluto, prefiero unos buenos huevos fritos en casa. Así que ya veis me vendría mejor un concurso de “Cartas de desamor”. El odio parece más fácil.