El poder de internet

Se supone que ya tengo internet en casa (a falta de que nos envíen el kit con el modem wifi y esas cosas) y, en cierto modo, me siento diferente. No sé, como más poderosa. A pesar de que me puedo conectar en la oficina, cuando lo hago por cuestiones que no son profesionales, lo hago como furtivamente y sin tomarme todo el tiempo que me gustaría. Así que tener a mano en todo momento y cada día de la semana todos los saberes del mundo me produce cierto hormigueo en la planta de los pies.

Además el sentimiento aumenta cuando pienso en las novedades de la cartelera de cine y de tv a las que tendré acceso en un clic. Ya estoy haciendo una lista de las miniseries de tv que me quiero bajar: la primera una versión de Jane Eyre de 1983 con Timothy Dalton que me bajó muy amablemente mi hermano ¡en ruso! y claro como que yo algo de inglés entiendo, hasta podría a llegar intentar escucharla en euskera (porque la historia ya me la se que si no...) pero en ruso me parece un poco heavy.