En mi fuero interno siempre he pensado que no era peor que los demás, pero nunca viene de más que a una le suban la moral con una buena ración de halagos.
Pues bien, han llegado y me siento como Heidi cuando saltaba con las cabritas de nube en nube.
La ilusión es mayor porque se trata de algo que yo misma he creado con estas manitas y mi tricotosa (léase mi propia imaginación. Que así entre amigos os diré nunca ha sido uno de mis fuertes).
He oído varias veces que esto de ser escritor es una cuestión de oficio. Yo nunca lo había creído. Siempre había pensado que aquellos que lo decían era porque precisamente tenían la genialidad intrínseca, pero ahora veo que es cierto. Uno o se pone y, si se lo curra, le sale bien o no se pone. Y si no lo hace, acabará teniendo un churro malagueño.
Ahora todavía queda mucho trabajo por delante, pero cada vez con más ilusión ¡que es lo que necesito!
Nueva RESEÑA
Hace 3 semanas
1 comentario:
Tienes mucha razón, los halagos nos hacen flotar en las nubes.
Muchas veces nosotros no valoramos lo que somos capaces de hacer.
Saludos.
Publicar un comentario