viernes, marzo 27, 2009

¡Uf! ¡Qué calor!

Ya llega el calor. Ya llega el aire acondicionado. Ya llegan los problemas.

¿Habéis probado a encender un aparato de aire acondicionado en una oficina de más de tres personas? Pues hacedlo y os encontraréis en medio de una guerra de guerrillas.

Que si hace frío, que si aquí no hay quién aguante, que sí nos vamos a congelar, ¿queréis abrir las ventanas de una maldita vez? ¿Quién es el ****** que ha parado el aire?

Y chaquetas de punto se quedan a vivir en los percheros de la oficina. Chaquetas que lo mismo se la ves puesta a Menganita que a Fulanita. Chaquetas que pasan todo el verano de espalda en espalda y que a veces hasta son motivos de disputa.

Después de un análisis exhaustivo durante casi veinte años al final he llegado a la siguiente conclusión machista: los tíos tienen el termostato mucho más alto que las tías. Supongo que habrá algún componente metabólico que dé una explicación racional al asunto, pero yo lo desconozco.

Recuerdo un chiste genial de Forges de ya hace bastantes años en los que una facción de una empresa batallaba contra la otra por el control del aparato en cuestión.

Si alguien lo encuentra que me lo mande que lo voy a colgar del corcho de mi despacho.

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