Durante mi vida he ido probando distintos métodos que de alguna manera han acabado fracasando todos ellos.
Hay gente que se cambia el reloj o el anillo de mano, a mí no me sirve de nada. Recuerdo que lo he cambiado por algo y nunca soy capaz de saber porqué.
Me he comprado una agenda, muy mona ella, que he trasladado en el bolso aquí, allá y acullá y se ha quedado virgen con sus hojas más blancas que la nieve.
Me he añadido notas en el calendario de mi teléfono móvil, solo para descubrir, que me acuerdo de ellas cuando suenan, pero las olvido un segundo más tarde.
Así que he resuelto:
- En el trabajo me pongo post-it en la pantalla.
- En casa los pongo en la nevera.
- Y en la calle... en la calle se lo digo a mis hijas y ellas me lo recuerdan.
¡Benditas neuronas!
6 comentarios:
Ay, esta memoria nuestra. Demasiadas cosas en la cabeza para recordarlas todas.
Besitos
Lo de las hijas es una buena solución, yo también la uso. Al parecer, su memoria es mucho mejor que la mía, que ya no es que la tenga de pez, sino de ameba.
Ay, hija mía. Si yo te contara... A mí lo único que me funciona es una pastillita por la mañana y otra por la noche. Y son mis nietas las que me recuerdan que me las tengo que tomar porque mi hija también tienen memoria de pez.
Un abrazo
Anna, me siento identificada contigo... solo que a veces, hasta me olvido de escribir los possit... ains..
1 besote
Noelia
Sí, Noelia, un horror, yo últimamente utilizo bolígrafos de colores, a ver si con el colorín me fijo más en las cosas. Y ahí me ves escribiendo en verde, lila o rosa fucsia cual adolescente cursi
¡Qué imagen!
Lo malo de tener los blogs por duplicado es que recibes premios/marrones de dos en dos, jejeje.
Tienes uno esperándote en mi blog! ;)
Besosss
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