Verano, veranito, veranillo.
Ni me hubiera enterado de cuando ha llegado sino llega a ser porque enseño los brazos y las piernas más de lo normal y voy con sandalias.
Tiene triste gracia que después del medio año relajado que he pasado, empiece a caer el trabajo justo en el momento en el que una tiene mínimas ganas y menos tiempo.
¿No se supone que en estas fechas se paraliza el trabajo?
Últimamente me da la impresión de que la gente parte más sus vacaciones y utiliza sus días libres para huir de vez en cuando de esta nuestra ocupada vida.
Yo no puedo. Y no porque no me dejen. Vale, acepto que tengo dos hijas que no puedo colocar a las abuelas cuando yo quiera, pero es que tampoco quiero coger mis vacaciones a pellizquitos.
Lo mío es un problema de ansiedad. Lo sé. Y no lo puedo remediar.
LAS NECESITO TODAS TODITAS, ENTERAS y VERDADERAS y nada de esas mariconadas de colocar un poquito aquí y otro poquito allí que usan algunos para alaaaaaaaaaaaaaargar hasta el infinito los fines de semana.
lunes, julio 06, 2009
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